¡Hola de nuevo! ¿Habéis visto el lazo tan reluciente que llevo hoy adornando mi cabeza? Pues así ha sido todos los días de esta semana, y es que hemos estado de celebración en casa... en la biblioteca de nuestro cole. ¿Que qué hemos celebrado? ¡Nada más y nada menos que una importante y necesaria conmemoración para reflexionar sobre una enfermedad por la que muchos pequeños superhéroes pasan y luchan cada día! Hoy, viernes 15 de febrero, se conmemora el Día Internacional del Cáncer Infantil, y en nuestra biblioteca, hemos tenido durante toda la semana, una actividad especial en torno a la experiencia de nuestro amigo y compañero Alberto.
La generosidad, amabilidad, cariño y fortaleza de Alberto y su familia no conocen límites, y por todo ello, junto al gran compromiso de lucha con el que ellos llevan por bandera crear conciencia y ayudar en esta causa, se ha podido llevar a cabo una maravillosa actividad que ha hecho las delicias de todos quienes hemos pasado por la biblioteca estos días... desde el alumnado de educación infantil, hasta los más mayores de primaria.Yo, como mascota de biblioteca, he podido observar con asombro desde mi rinconcito, todo lo que se ha hecho estos días, y me he emocionado con cada muestra de cariño, tolerancia, respeto, empatía y amor. Alumnado de Educación Infantil, además de disfrutar de los relatos leídos por sus tutoras, han hecho la actividad "la caja de las ilusiones", basada en uno de los cuentos de Alberto. Así, han escrito sus deseos para los niños que están enfermos en los hospitales y han guardado esos mensajes en su caja de los deseos.
Además, Alberto ha aportado su experiencia en fotografías, compartiendo con nosotros momentos especiales para él durante su proceso de enfermedad y recuperación, bajo un lema de esperanza y fuerza que sin duda ha sido el gran mensaje que ha calado en nuestras vidas con su ejemplo y su enseñanza.
Alumnado de todo el centro ha pasado estos días por la biblioteca con sus tutores para leer los relatos de Alberto y ver la exposición fotográfica.
El propio Alberto ha podido bajar en determinados momentos a la biblioteca a leer él mismo sus relatos, contar su historia, y charlar con los ojos curiosos y sonrisas emocionadas que allí lo han esperado para aplaudirle en una atmósfera de absoluto cariño y admiración.
No hay palabras de agradecimiento para Alberto y su familia. Yo, Bibli, ahora siento que mi biblioteca es un lugar todavía más amable. Y me reconforta enormemente saber que por aquí ha pasado el valor y el amor bañando cada página de nuestros libros... GRACIAS, Alberto.
